Primeras descripciones del toromiro

La primera descripción científica y colecta del Sophora toromiro  fue realizada en 1774 por los naturalistas de la expedición del navegante James Cook, J.R. y G. Forster.

Este espécimen aún se conserva en el Herbario del Museo Británico de Historia Natural. Notas de aquel entonces sugieren que la especie sobrevivió en forma de matorrales dispersos, por ejemplo, Forster escribió que Hanga Roa «estaba cubierta de arbustos de Mimosa, (= Sophora toromiro ) que crecían hasta una altura de 8 ó 9 pies.»

A fines de 1886, el escritor William Thomson registró «pequeños macizos de Edwardsia (= Sophora toromiro ), Broussonetia e Hibiscus, pero estaban todos muertos por haber sido desprovistos de sus cortezas por los rebaños de ovejas.» El botánico chileno Francisco Fuentes,  al  realizar  su  colecta  en  la  isla  de  Pascua en 1911, señaló que la especie era muy escasa y sólo presente en el volcán Rano Kau.

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Muestras de toromiro obtenidas por el botánico chileno Francisco Fuentes en 1911, conservadas en el Museo de Historia Natural de Chile.

 

A inicios del siglo XX este árbol crecía todavía en pendientes interiores del cráter del Rano Kau, protegido por las rocas de la depredación por parte del ganado introducido (ovejas, vacunos, caballares). Al visitar la isla en 1917 para escribir la historia natural  de  la  isla,  Karl Skottsberg  sólo  encontró  un  ejemplar. Este último espécimen fue fotografiado en 1934-35 por la Misión Francobelga.

Y el mismo árbol al parecer sería el que observó Thor Heyerdahl en 1955/56, último en registrar su presencia,  colectar sus  semillas y  señalar el deterioro  en  que  se  encontraba. Este ejemplar habría sido cortado algún tiempo después.